Las maquetas son un elemento esencial en cualquier proyecto de construcción. La reproducción de cualquier espacio, construido o por construir, a escala son de gran ayuda para todo arquitecto o constructor. Los estudiantes de arquitectura ensayan todo lo aprendido a través de la creación de una maqueta. De esta forma, los modelos y prototipos se convierten en una herramienta ideal para plasmar la arquitectura.
En otra ocasión, hablamos de la clasificación de los prototipos según la fase en la que se encuentre un proyecto concreto. Al igual que dentro de la arquitectura existen distintas disciplinas, en la realización de maquetas existen varios tipos según la finalidad de la misma. ¿Quieres saber cuáles son? Sigue leyendo.
Las maquetas topográficas
Este tipo de maqueta se utiliza para reproducir un terreno o un paisaje natural. Se representa el espacio lo más fielmente posible, respetando la vegetación e incluso las personas o los automóviles. La escala de construcción de las maquetas topográficas varía mucho, según el trozo de terreno que se quiera plasmar, desde 1:50 hasta 1:2500. Es muy importante el relieve, ya que podría decirse que este tipo de modelo es un mapa en tres dimensiones. Las elevaciones del terreno, así como las carreteras y las zonas urbanas y verdes son los componentes de estos prototipos.
Resultan útiles para estudiar un terreno que se pretende edificar. Se analiza el tipo de suelo, cómo afectaría un edificio al entorno, qué problemas encontrarían en el proceso de construcción… Dentro de las maquetas topográficas se suelen marcar dos subcategorías: las maquetas de paisaje (terrenos más amplios) y las de jardín (terrenos más reducidos).
Las maquetas de edificación
Estas son las maquetas arquitectónicas más habituales, representan en mayor o menor grado un proyecto de edificación. Dentro de este tipo de modelo, destacan tres subtipos:
– Las maquetas de urbanismo. Se trata de una reproducción a escala de una zona urbana en la que se pretende construir un nuevo edificio. Es parecida a la topográfica en el sentido de que aporta una visión global del territorio. Un prototipo urbanístico es como una fotografía aérea de un área de la ciudad. También está ideada para estudiar el terreno y cómo afectaría una nueva construcción al entorno.
Se suele representar incluyendo el edificio que se pretende construir. De esta forma se vuelve más sencilla la tarea de analizar las consecuencias de la edificación. La escala en las maquetas de urbanismo suele oscilar entre 1:1000 y 1:500. Además, resultan útiles a la hora de vender el proyecto.
– Las maquetas de edificios. Son las más comunes de todas. Es la representación en miniatura de un edificio construido o por construir. La escala puede ir de 1:500 a 1:200 si se va a integrar dentro de una maqueta de urbanismo o topográfica. Sin embargo, lo más usual es representar el edificio sin el contexto exterior en el que se encuentra; aquí, la escala crece hasta llegar a 1:50. De esta forma, se pueden observar los detalles del edificio y servir de ayuda tanto para el arquitecto como a la inmobiliaria una vez que el edificio real esté en proceso de construcción.
– Las maquetas de detalle. Estas se llegan a representar en escala real o a 1:10. Se trata de partes tan complicadas en un edificio, que es necesario realizar una maqueta para estudiar la mejor forma de construirlo. A veces, se suele usar como parte de la decoración del edificio cuando está acabado. También proporciona bastante ayudad a la hora de escoger materiales, texturas o incluso colores. Se puede tratar desde reproducciones de la estructura del edificio hasta los elementos decorativos de la fachada.
Además de estos tipos de maquetas arquitectónicas existen otros, como los de diseño de interior o las maquetas especiales, que inciden más en los objetos como muebles y elementos de decoración, texturas, colores, iluminación…