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Frank Lloyd Wright, maqueta a maqueta

Frank Lloyd Wright es considerado el padre de la arquitectura tal y como se entiende en la actualidad. En la exposición del MoMA en la que se celebran los 150 años desde su nacimiento, se ha querido hacer hincapié en su trabajo como maquetista, explorando los capítulos menos conocidos de la vida de este arquitecto único.

En esta exposición, que abrió sus puertas al público el 12 de junio y concluirá el próximo 1 de octubre en el MoMA de Nueva York, se puede ver una maqueta arquitectónica que acaban de restaurar de una obra que no llegó a ver la luz.

 

Esta era una constante en la vida de Wright. Sus presentaciones, a las que acudía con una maqueta de su proyecto, eran todo un espectáculo que él utilizaba para vender su obra. De hecho, también llegaba a diseñar los muebles del interior. Algunos de ellos se podrán admirar en la retrospectiva del MoMA.

Wright era un artista meticuloso, que cuidaba cada detalle y se obsesionaba de tal manera por conseguir la perfección que no podía parar de hacer cambios en sus planos y maquetas. Cuando no conseguía un proyecto, guardaba la maqueta para futuras exposiciones de sus piezas. Así trabajaba este artista inconformista y, por encima de todas las cosas, un absoluto visionario.

Tuvo una larga vida y, como su obra, parecía formar parte de un experimento. Antes de terminar la escuela elemental ya había decidido ser arquitecto. Y lo consiguió.

Frank Lloyd Wright ha logrado que sus edificios permanezcan inmunes al paso del tiempo, conservando el atisbo de genialidad del considerado mejor arquitecto del siglo XX.

Arquitectura que marcó una época

Entre sus obras más conocidas destacan la Casa de la Cascada, de la que se podrá ver la maqueta en la exposición. Esta obra, realizada en los años 30, fue un encargo de una familia que quería poder ver la cascada desde la casa. Frank Lloyd Wright lo que hizo fue integrar la casa en la cascada, de manera que la familia pudiese disfrutar de ella como parte de su propia vida. Está inspirada en la arquitectura japonesa, con la que Wright compartía su devoción por crear armonía entre el hombre y la naturaleza.

También se podrá ver una maqueta del Museo Guggenheim y su rampa blanca, su última gran obra y todo un símbolo de la ciudad de Nueva York.

No la llegó a ver concluida, ni él ni Guggenheim. El proceso fue largo y no exento de polémica.

También se podrá admirar la maqueta de la torre que iba a construir al lado de la iglesia de St. Mark. Este proyecto fracasó por ser demasiado avanzado para la época.

En definitiva, esta exposición es una excelente forma de adentrarse en el mundo de uno de los personajes más influyentes del arte contemporáneo.

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