Todo aquel que tenga una mínima relación con la arquitectura ha escuchado hablar sobre Norman Foster. Un arquitecto británico que ha marcado un antes y un después en la historia de la arquitectura. Desde que terminara sus estudios en 1961, no ha parado de trabajar y aportar nuevas ideas en el ámbito arquitectónico.

Se trata de uno de los arquitectos más importantes y más galardonado a nivel mundial, entre sus trofeos destacan el Premio Pritzker y el Praemium Imperiale de Arquitectura en Tokio. Además, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y la Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania. En 1995 recibió el título nobiliario de Barón Foster de Thames Bank y dos años más tarde le fue otorgada por la reina de Gran Bretaña la Orden del Mérito.

“Futuros comunes”: más de 30 maquetas arquitectónicas

Hace poco más de dos meses, la Fundación Norman Foster abría sus puertas al público en Madrid. Un evento que coincidió con la inauguración de la exposición “Futuros comunes”, que pretende acercar al ciudadano la obra del arquitecto y su percepción del futuro, a la vez que se muestran sus fuentes de inspiración. La muestra se define como un diálogo entre el pasado y el futuro. Trata sobre cómo se concilia tradición y modernidad a través de la inspiración en proyectos pasados que otorgan continuidad a su trayectoria. Cómo lo antiguo ayuda a realizar los proyectos del futuro.

La exposición estará disponible hasta el 4 de febrero de 2018 en la tercera planta del edificio de la fundación. Se compone por un total de 160 dibujos, varias piezas audiovisuales y más de 30 maquetas arquitectónicas de diferentes edificios. La visita se hace bastante interesante con la inclusión de maquetas de edificios en plena construcción o en vistas de construirse, como la nueva sede de Apple en Cupertino, la ampliación del Museo Nacional del Prado e incluso un proyecto de habitáculos en la Luna.

Todo este material se ha elegido con la intención de resaltar cuestiones muy importantes en la trayectoria de Norman Foster: la sensibilidad social que ha sido la guía de gran parte de sus trabajos, el diálogo entre tradición y modernidad, la reflexión acerca de la sostenibilidad y la vida en nuestras ciudades, el papel de la innovación y la tecnología, etc.

El edificio donde se realiza la muestra ya es una obra importante en sí, el rascacielos de Telefónica construido en 1929, que supuso un cambio en la arquitectura de la época. La exposición se distribuye en doce capillas que rodean una nave central, que se conforma por un conjunto de máquinas tales como un planeador y una cápsula espacial. Estas máquinas sirven de inspiración para recordar el ritmo acelerado de cambio permanente. El futuro del pasado se ilustra poniendo en relación la extensión de las bodegas Château Margaux con sus primeros bocetos de arquitectura vernácula. También se compara mediante una maqueta su actual proyecto para la ampliación del Museo del Prado con el Carré d’Art que completó hace un cuarto de siglo en Nîmes.

Por otra parte, el futuro de la función arquitectónica vinculan la reciente sede de la compañía Bloomberg en la City londinense con la que construyó para Willis Faber & Dumas hace cuarenta años. Además de mostrar en paralelo la emblemática sede construida para Apple en California con el pionero proyecto para Olsen en los muelles de Londres, y el acogedor Maggie’s Centre para pacientes oncológicos con la Escuela de Hackney para niños con necesidades especiales.

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